IGP Capón de Vilalba

Las primeras noticias conocidas sobre la cría y consumo de capones en Galicia datan de la Edad Media, abundando en esta época documentos de foros en los que se comprometía el pago de capones como parte de la renta.
Existen referencias de esta costumbre en tiempos mucho más recientes, lo que nos da una idea del alto aprecio que este producto tuvo en la comarca a lo largo de diferentes momentos históricos.

Hoy en día, su producción se ve justificada, en muchos casos, por permanecer como una costumbre arraigada en la zona, y por suponer una fuente secundaria de ingresos de las explotaciones agrarias familiares. En la mayoría de los casos, los cebadores solo tienen en cuenta el beneficio que les produce su venta, sin sopesar los gastos que ocasiona su esmerada y laboriosa crianza.


Materias primas

La indicación geográfica protegida Capón de Vilalba se aplica a la carne de machos de la especie Gallus domesticus castrados quirúrgicamente antes de alcanzar la madurez sexual. Las aves son de la raza autóctona Gallina de Mos o de estirpes que tienen como característica común con esta su rusticidad, lo que permite su cría al aire libre en las condiciones climáticas de la zona. El plumaje es de color marrón-rojizo.

Características del producto

Los capones son sacrificados a una edad mínima de 150 días después de un período de cría y engorde tras la castración de, por lo menos, 77 días. Para el caso particular de la variante tradicional "Capón de Nadal", que se comercializa durante la época navideña, dicha edad mínima será, por lo menos, de 210 días. La ceba, fase final del engorde, se realiza en recinto confinado y debe durar por lo menos 25 días.

El canal presenta color anacarado-amarillento y una piel fina y flexible. Debe pesar, como mínimo, 2,5 kg. Este peso mínimo subirá hasta 4 kg en el caso particular de los "capones de Nadal".

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