Los vinos del Ribeiro son de paisaje y territorio, elaborados con sabias mezclas de variedades autóctonas, donde cada una aporta sus peculiaridades para obtener productos auténticos y genuinos.
Valdeorras, comarca ubicada en la parte nororiental de la provincia de Ourense, está moldeada por un profundo valle fértil y luminoso por el que discurre, apacible, el río Sil, señor de un paisaje mágico, de tierras rojas y negras, donde crecen el castaño, la vid y el olivo.
El especial microclima de Monterrei, junto con los suelos, las variedades de uva y la creatividad de los bodegueros hacen que estos vinos posean una marcada personalidad.
Los vinos de la denominación de origen Rías Baixas pueden presumir de su riqueza, no solo por los aromas y sabores que transmiten, sino por todas las sensaciones e imágenes que evocan.
Estos vinos son el fiel reflejo de los efectos de las condiciones termo pluviométricas y agronómicas para una vitivinicultura de calidad, a lo que debe sumarse el efecto del factor humano.
Las condiciones límite de luz y temperatura son características propias de esta zona para obtener vinos singulares. Las viñas están plantadas en suelos francos y profundos, propios de esta área geográfica.
Estos vinos tienen una historia detrás, la de una cultura del vino muy arraigada en la sociedad, la de un territorio de gran potencial que se resiste al abandono de los viñedos y, en definitiva, la del trabajo y esfuerzo de muchos viticultores, bodegas y otras entidades del territorio que impulsaron la aprobación de un sello de garantía que ampara y valoriza sus vinos singulares.
A lo largo de los siglos los viticultores de esta región fueron buscando las mejores zonas para el cultivo, en suelos sobre los que, en muchas ocasiones, tuvieron que construir muros para contener el terreno, frecuentemente en laderas, configurándose así un paisaje singular modelado por el hombre.